La teoría del
afrontamiento del estrés de Lazarus y los moldes cognitivos
María del Mar de Vera Estévez
Alumna del Curso de Doctorado
Enriquecimiento Intelectual y Socioafectivo
Módulo II: Moldes Cognitivos y Bienestar Subjetivo
Curso 2004-05
El objetivo de este artículo es sintetizar y reflexionar sobre algunas
ideas de la teoría de del afrontamiento del estrés de Lazarus y los moldes
cognitivo afectivos, expuesto por Pedro Hernández especialmente en su libro
“Los Moldes de la Mente: Más allá de la Inteligencia Emocional” (2002).
¿Qué
es lo que diferencia a los moldes mentales de P. Hernández de las
estrategias de afrontamiento de Lazarus?
En
principio hay que decir que difícilmente las estrategias de estrés predicen
el rendimiento en matemáticas, el éxito en ajedrez, la felicidad personal
o la adaptación social como hacen los moldes mentales, según distintas
investigaciones llevadas a cabo por P. Hernández y su equipo (Hernández,
2002).
El estrés en Lazarus
Lazarus y
Folkman (1986) definen el concepto de ESTRÉS refiriéndose a las
interrelaciones que se producen entre la persona y su contexto, en el que
está inserto. El estrés se produce cuando la persona valora lo que sucede
como algo que supera los recursos con los que cuenta y pone en peligro su
bienestar personal. Por medio se encuentra la evaluación cognitiva que
realiza el sujeto; pero además, tiene en cuenta el elemento emocional que
conlleva esta situación.
Más
adelante, este autor nos aporta un nuevo concepto, el AFRONTAMIENTO DEL
ESTRÉS. Lo que plantea Lazarus es que ante situaciones estresantes, las
personas despliegan unos “esfuerzos cognitivos y conductuales cambiantes que
se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas
que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del
individuo” (Lazarus y Folkman, 1986, p.164). Estos mecanismos de
afrontamiento, a la vez que sirven para manipular el problema en sí, son
esenciales para regular las respuestas emocionales que pueden aparecer ante
circunstancias estresantes.
Según el
autor, cada persona tiene una manera determinada de afrontar el estrés. Son
muchos los factores que pueden llegar a determinar los mecanismos de
afrontamiento. Por un lado, puede estar influenciado por recursos
relacionados con el estado de salud o con la energía física con la que se
cuenta; pero también entran en juego otros factores como las creencias
existenciales que se tengan, religiosas o no; las creencias generales
relativas al control que podemos ejercer sobre el medio y sobre nosotros
mismos; el aspecto motivacional también puede favorecer el afrontamiento,
así como las capacidades para la resolución de problemas o las habilidades
sociales; además, Lazarus añade el apoyo social y los recursos materiales
como otros factores que hay que tener presentes (Lazarus y Folkman, 1986).
Estilos y estrategias de afrontamiento
Pero, ¿cómo
se concreta el afrontamiento del estrés? Cuando hablamos de afrontamiento
del estrés podríamos referirnos tanto a los estilos como a las estrategias
de afrontamiento, aunque éstos no son conceptos equiparables. Por una parte,
están los estilos de afrontamiento, que son las predisposiciones personales
para hacer frente a las situaciones siendo los responsables de las
preferencias individuales en el uso de uno u otros tipos de extrategias de
afrontamiento, así como de su estabilidad temporal y situacional. En cambio,
el término de estrategias de afrontamiento hace alusión a los procesos
concretos que se utilizan en cada contexto y que pueden ser altamente
cambiantes dependiendo de las condiciones que se den en cada momento.
Para
hacernos una idea más cercana, podemos decir que los estilos de
afrontamiento serían, siguiendo a Fernández-Abascal, según el método
utilizado, estilos activo, pasivo y de evitación; según la focalización,
estilos de focalización en la respuesta, en el problema o en la emoción; y
según la actividad, estilos centrados en la actividad cognitiva o en la
actividad conductual.
A la hora
de especificar las estrategias de afrontamiento, debemos acercarnos a las
diferentes investigaciones realizadas en este campo, ya que dichas
estrategias van a variar dependiendo de las escalas utilizadas en dichas
investigaciones y de los resultados encontrados.
Escalas e inventarios
Fernández-Abascal, en 1997, realizó un exhaustivo estudio de diversas
escalas e inventarios de estrategias de afrontamiento o de coping, donde
concluyó y unificó en la Escala de Estilos y Estrategias de Afrontamiento
los estilos y estrategias más importantes y que se recogían, como ya he
comentado, en los trabajos de diferentes autores. Estas 18 estrategias de
coping son: reevaluación positiva, reacción depresiva, negación,
planificación, conformismo, desconexión cognitiva, desarrollo personal,
control emocional, distanciamiento, supresión de actividades distractoras,
refrenar el afrontamento, evitar el afrontamiento, resolver el problema,
apoyo social al problema, desconexión comportamental, expresión emocional,
apoyo social emocional y respuesta paliativa. (Martín, Jiménez y
Fernández-Abascal).
Otro
ejemplo es la Escala de Estrategias de Coping que Sandín y Chorot realizaron
en 1991. Este cuestionario está formado por nueve subescalas, de seis ítems
cada una, que explican el modo en que las personas manejan el estrés. En
ella encontramos las siguientes estrategias de afrontamiento: focalización
en la situación o problemas, autofocalización negativa, autocontrol,
reestructuración cognitiva, expresión emocional abierta, evitación, búsqueda
de apoyo social, apoyo en la religión y búsqueda de apoyo profesional. (Mochales
y Gutiérrez).
Los Moldes Mentales
A partir de
aquí debemos pararnos a vislumbrar la relación entre esta teoría del
afrontamiento de estrés y los moldes de la mente. Recordemos primero que
Pedro Hernández (2002) define los MOLDES COGNITIVOS como “estrategias
habituales y peculiares que cada persona muestra en el modo de enfocar, de
reaccionar o de interpretar la realidad en situaciones de egoimplicación”
(pp. 104-105).
Lo que esta
definición nos sugiere es que, en primer lugar, en ambos casos se ponen en
juego estrategias enfocadas a manejar la realidad y las situaciones que en
ella se dan. Además, como segundo elemento, existe una evaluación cognitiva,
pero también una evaluación afectiva. Este elemento evaluativo tiene matices
diferentes según hablemos de moldes o de estrategias de coping.
En cuanto a
los moldes, es básicamente una evaluación más cognitiva-afectiva; a
diferencia de la evaluación de las estrategias que, aunque también tienen un
componente afectivo, es mayoritariamente conductual. La realidad, sean
situaciones de estrés o no, genera en las personas diferentes emociones. Si
en concreto son estresantes, la evaluación cognitiva llevará aparejada una
serie de emociones determinadas, ya sean de amenaza, de miedo, de
preocupación,... La manera de enfrentarnos a esas situaciones (de utilizar
unas estrategias de afrontamiento determinadas) estará en estrecha
vinculación con dicha evaluación.
Pero estas
estrategias de adaptación, de interpretación, de enfrentamiento con la
realidad , en particular, con las situaciones de estrés, no siempre se
realizan de la manera más adecuada, ya que por medio pueden estar
interfiriendo, según Lazarus, estrategias de afrontamiento inadecuadas para
solucionar los problemas y alcanzar el bienestar personal.
Estrategias
de coping y moldes cognitivos no son conceptos a utilizar indistintamente,
aunque puedan estar relacionados. Cuando hablamos de moldes mentales no sólo
nos referimos a situaciones estresantes. Los moldes, a diferencia de las
estrategias de afrontamiento del estrés, se usan en todos los momentos de la
vida, independientemente de que sean situaciones negativas o positivas,
podríamos caracterizarlos como genéricos.
Pero
además, los moldes deben tener consistencia en las maneras de interpretar
las situaciones de las personas a lo largo del tiempo, y la estrategia no
tiene por qué seguir este patrón de estabilidad, puede ser más variable,
según nos influyan diferentes elementos; aún cuando Lazarus también usa un
sistema temporal en la elaboración del inventario de estrategias.
Podríamos
decir, entonces, que los moldes cognitivos serían un recurso esencial para
afrontar el estrés. Pero recordemos que sólo serán buenas estrategias si los
moldes que se usan son los adecuados. Precisamente, un molde cognitivo
inapropiado se puede convertir en una barrera para afrontar con éxito
situaciones estresantes.
O lo que es
lo mismo, los moldes cognitivos van más allá de las estrategias de coping,
ya que pueden ser generadoras o atenuadoras del estrés; lo entenderíamos
como un potencial interno que va a estar influenciando nuestra manera de ser
y de relacionarnos. A su vez, el molde modela la estrategia de
afrontamiento, por lo cual, podríamos afirmar que dicha estrategia está
apoyada o fundamentada en el propio molde.
Ilustración entre estrategia de coping y molde mental
Veamos el siguiente ejemplo:
Fermín es
un chico que está implicado en muchísimos proyectos personales y
profesionales. Acaba de abrir su propio negocio, un ciber-café, al que debe
dedicar muchas horas si quiere mantenerse en este campo. Pero además tiene
planificado acabar este año la carrera, está terminando Informática, ya sólo
le quedan cinco asignaturas. Su grupo de música, del que forma parte hace
muchos años, ha conseguido por fin meterse en los bares de música en vivo de
su ciudad, pero esto también le acarrea muchos más compromisos, pues ya han
firmado su primer contrato para tocar en directo todos los fines de semana.
Fermín ha
llegado a una situación, según él, “desesperante”, se siente muy agobiado y
estresado, no puede con todo.
Situación Estresante: La historia de Fermín (moldes y estrategias
situacionales) |
Molde Inadecuado |
Evaluación Selectiva Negativa:
Fermín siente que no puede disfrutar del tiempo de ocio con sus
amigos, ni con su pareja; tendrá que dejar de lado muchas cosas que le
gusta hacer, a pesar de que éste es el sueño de su vida. Ésta es
una reacción habitual que suele tener ante las situaciones que vive a
diario. |
Molde Adecuado |
Transformación rentabilizadora:
A pesar del esfuerzo que le va a suponer, piensa en sacarle el
mayor partido a esta nueva situación, dándole la vuelta a los
problemas que puedan surgir y disfrutando mucho de todo el proceso y
de las nuevas experiencias. Ésta es una reacción habitual que
suele tener ante la situaciones que vive a diario. |
Estrategia Inadecuada |
Evitación:
Ha decidido no dedicarle mucho tiempo a pensar en cómo solucionar
esta situación concreta que está viviendo. No tocar el tema quizás le
venga bien para no sentirse tan mal. Esta decisión afecta sólo a
este problema, pero si es habitual, estamos ante un molde de
Oblicuidad cognitiva |
Estrategia Adecuado |
Precisión y supervisión:
Se ha sentado a hacer una lista con todo lo que tiene que hacer,
dedicando un tiempo específico a cada tarea y dejando tiempo libre
para su descanso y ocio. Lo ha dejado por escrito y en un sitio
visible para que le ayude a superar este momento de una manera más
cómoda para él. Esta decisión afecta sólo a este problema, pero si
es habitual, estamos ante un molde de Precisión y supervisión: |
Como vemos,
son diferentes las maneras en que podemos enfrentarnos a los problemas, a
las situaciones que nos generan estrés. Moldes y estrategias nos permitirán
dicho afrontamiento de una manera más o menos adecuada, según nos situemos
en un polo más positivo o más negativo. Pero siempre teniendo en cuenta que
el alcance de los moldes de la mente supera al de las estrategias de coping,
pues los primeros suponen un posicionamiento ante la vida en general y no
sólo ante un problema en particular.
Conclusión
Las estrategias que utilicemos para afrontar el estrés son
definitivas para su superación y para nuestro bienestar. Ahora bien, esas
estrategias están mediatizadas por nuestros moldes mentales habituales. Es
más, la generación de mayor o menor número de situaciones estresantes está
influenciada por cuales sea nuestros molde cognitivo-afectivos, que vienen a
ser como un conjunto de estrategias o hábitos mentales perteneciente a la
inteligencia emocional.
Referencias Bibliográficas
Hernández Hernández, P. (2002): Los moldes de la mente. Más allá de la
inteligencia. La Laguna: Tafor Publicaciones.
Lazarus, R. y Folkman, S. (1986): Estrés y procesos cognitivos. Barcelona:
Ediciones Martínez Roca.
Martín, M.J. ; Jiménez, M.P. y Fernández Abascal, E.: Estudio sobre la
escala de estilos y estrategias de afrontamiento (E3A). Revista Electrónica
de Motivación y Emoción. Vol 3, Nº 4. Extraído el 10 de marzo, 2005, de
http://reme.uji.es/articulos/agarce4960806100/texto/html
Mochales, S. y Gutiérrez, M: Estrategias de afrontamiento del estrés en un
grupo de personas en proceso de reinserción social. Extraído el 10 de marzo,
2005, de
http://www.cop.es/colegiados/ca00088/pag10.htm
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